La columbita y, sobre todo, el tantalio están considerados metales altamente estratégicos. Por ello se entiende que exista en el Congo una guerra desde 1998, que sus vecinos, Ruanda y Uganda, ocuparan militarmente parte del territorio congoleño y que hayan muerto millones de personas. No hace falta tener muchos conocimientos de derecho internacional para afirmar que esta guerra constituye la mayor injusticia, a escala planetaria, que se está cometiendo contra un Estado soberano.
La historia nos ha deparado muchos ejemplos de asalto y hasta de ocupación militar de un país independiente, pero lo que no se había hecho desde la invasión de países europeos por la Alemania de Hitler, era la ocupación pura y dura de un territorio con el fin de aniquilar a sus ciudadanos y explotar sus recursos minerales, que es lo que esta pasando en este preciso momento en territorio africano y que lleva mas de 15 años ejecutándose.
Según las naciones unidas, el ejército Patriótico Ruandés ha montado una estructura para supervisar la actividad minera en Congo y facilitar los contactos con los empresarios y clientes occidentales. Traslada en camiones el mineral a Ruanda donde es tratado antes de ser exportado.
Los últimos destinatarios son Estados Unidos, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajistán. La Sociedad Minera de los Grandes Lagos tiene el monopolio en el sector y financia al movimiento rebelde Reagrupación Congoleña para la Democracia, que cuenta con unos 40.000 soldados, apoyados por Ruanda.
COLTÁN MALDITO
Hace unos años ganaban unos 200.000 dólares al mes (135.000€) con la venta de los famosos “diamantes de sangre”. Con el coltan ganan más de un millón en el mismo periodo de tiempo. Este negocio internacional está empobreciendo a los ciudadanos de uno de los países más ricos de la Tierra, por lo que el Servicio de Información para la Paz Internacional ha realizado un estudio sobre las vinculaciones de empresas occidentales con el coltan y, por tanto, con la financiación de la guerra en la República Democrática de Congo.
Alcatel, Compaq, Dell, Ericsson, HP, IBM, Lucent, Motorola, Nokia, Siemens y otras compañías punteras utilizan condensadores y componentes que contienen tántalo; también lo hacen las compañías que fabrican estos componentes, como AMD, AVX, Epcos, Hitachi, Intel, Kemet o NEC.
Ellos son, en primera instancia, los culpables de una guerra no por olvidada menos dramática, con el agravante de que se teme que sobre la República Democrática de Congo pese la amenaza de la división en varios estados, lo que facilitaría la explotación de sus recursos. Ya lo denunció en su día Monseñor Christophe Munzihirwa, arzobispo de Bukavu. Y por esas simples declaraciones fue asesinado por el ejército ruandés.
El Centro de Estudio Internacional del Tántalo-Niobio, en Bélgica, ha recomendado a los compradores internacionales que eviten el coltan de la región del Congo por motivos éticos. Las grandes compradoras de este mineral no están interesadas en que los conflictos sociales derivados de la extracción del mineral se hagan públicos en los medios de comunicación.
Estos últimos, a su vez, se ven condicionados por el temor a perder los importantes ingresos publicitarios.
Lo que hacen las seis plantas procesadoras que hay en el mundo es triturar el coltan y extraer entre otros tantalio y niobio, con el que se hacen condensadores y chips indispensables para los teléfonos celulares, computadores, iPods, mp3, GPS, juegos de consolas, satélites, armas teledirigidas, centrales atómicas y trenes magnéticos de alta velocidad.
Gracias a estos minerales el mundo ha podido ver en los últimos años una reducción del tamaño de estos aparatos, pues el tantalio es un mineral ideal por ser un superconductor a elevadas temperaturas, tiene capacidad para almacenar carga eléctrica temporal y liberarla cuando se necesita, además de ser resistente a la corrosión.
El lado negativo ha sido la violencia que ha desatado su extracción. En África ha sido el combustible de un conflicto multilateral (llamado la guerra mundial de África) en la que han muerto millones de personas, otras tantas han sido desplazadas y se ha producido un desastre ambiental que también involucra a los países vecinos. Las milicias enfrentadas luchan entre sí por el monopolio del coltan y otros minerales en una espiral interminable de violencia.
Tanta ha sido la sangría, que desde hace tres años esta prohibido comprar coltan del Congo. Sin embargo, el mineral sale de contrabando desde países como Ruanda y Uganda, especialmente a Estados Unidos, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajistán.
Esa es una de las muchas jugadas que los intereses comerciales de grandes países han hecho para mantener sus existencias de este mineral. Por su parte China busca, por medio de sus empresas, apoderarse de la producción de las minas de coltan mediante la compra de los títulos de las minas.
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